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En el aire se respiraba cierta agitación, era un día diferente en Bodegas Ángel, una jornada de fiesta en la que el centenar de invitados que estaban convocados disfrutarían del vino, de la torrada, de la música y de alguna otra sorpresa muy especial. El objetivo de la celebración: conseguir fondos para que el equipo de fútbol americano Mallorca Voltors, patrocinado desde siempre por la familia Gelabert, consiguiera fondos suficientes para hacer frente a una gran temporada.
El objetivo de la celebración: conseguir fondos para que el equipo de fútbol americano Mallorca Voltors
En el atrio de las bodegas se acababan de preparar las mesas, en la zona de torrada los troncos se quemaban para dar paso al caliu necesario para torrar xulla y chuletitas de cordero, y dos trabajadores se afanaban, con manos expertas, en ensartar calçots, de cien en cien, en hilos de alambre que dejarían asándose a las brasas de otra hoguera cercana.
Ajenos a todos los preparativos Isabel Maestre trenzaba, encaramada a una escalera, las crines grises de Yukatán, un precioso caballo de raza española que esperaba, paciente, el momento de salir a la arena. “Me encanta bailar” explicaba la sevillana entre gomina y fijador de cabello “y nos encantan los caballos, así que hemos preparado un espectáculo en el que jinete, caballo y bailarina se complementan perfectamente, al animal le encanta, y sigue la música a la perfección”.
Una mosca se posaba en su quijada y Yukatán se quejaba. Movía la cabeza y atendía lo que de él se decía. En seguida se unió al grupo Rafael Calle, el jinete y entrenador de doma y de morfológico. “Yukatán tiene diez años, está muy bien domado, gracias a él ofreceremos un espectáculo en el que los invitados podrán ver el arte que tiene el caballo y todo lo que se puede hacer con estos animales”.
Yukatán volvió a resoplar y se ganó una palmadita cariñosa de Isabel. “Ya está, guapo” dijo ella, gitana. Rafael sonrió mientras explicaba “que
"Yukatán disfruta mucho, como cualquier ser con sentimientos, le gusta la música, seguir el ritmo y dar lo mejor de sí mismo en este espectáculo”
En el fuego los calçots seguían su proceso. Los invitados iban llegando y poco a poco eran recibidos por los componentes de los Voltors y por la familia Gelabert. Saludos, besos, palmadas, abrazos y sonrisas. El día prometía.
Al otro lado del cercado el caballo olía el aire, conocedor de que se acercaba su momento. Poco a poco los invitados se fueron acercando a la arena. Algunos se entretenían y asombraban viendo el proceso de girado de los alambres llenos de calçots, otros buscaban un buen sitio para ver a los bailarines. De pronto la música rasgó el aire y apareció Rafael, a lomos de Yukatán, algún que otro “olé” se oyó ante el baile de caballo y jinete.
Después de dar una clase magistral de doma, la música silenció e Isabel se acercó a la arena, vestida de flamenca. “Ella se llama Rocío”, de Manuel Berraquero, inundó con sus primeras notas el ambiente, y Yukatán pifió contento de saber que le tocaba bailar con Isabel.
Los siguientes minutos se congelaron en el tiempo. Isabel, Rafael y Yukatán se movían juntos, el jinete sobre el caballo y la bailarina con los dos. Giros, vueltas y mucho arte fueron los protagonistas ante un público extasiado, que disfrutaba en silencio del baile. Cuando ella quedó envuelta en un prístino chal blanco y la música finalizó, un aluvión de aplausos envolvió a los artistas.
Poco a poco los comensales se dirigieron al atrio, a tomar un refresco y picar algo de pan con queso. Mientras tanto Kike Martín se acercaba a los Voltors con cien kilos de arroz. “Como arrocero de Bodegas Ángel, colaboro con el equipo” explicó tras posar para una divertida foto. “En este caso Arrozame va a donar 1000 raciones de arroz a los chicos, porque los hidratos de carbono son muy importantes en su alimentación”.
Víctor Rodríguez, capitán del equipo de los Voltors, agradeció el gesto. “Esta temporada empezó en Málaga, con una victoria contundente y gracias especialmente al apoyo de Andrés Gelabert, que organiza esta fiesta para recaudar fondos para el equipo, seguro que podremos seguir con más victorias” explicó. El capitán de los Voltors no quiso perder la oportunidad de agradecer también a Kike Martín su aportación, así como a Harbour Sports Bar, otro patrocinador y meeting point del equipo.
“En este caso Arrozame va a donar 1000 raciones de arroz a los chicos, porque los hidratos de carbono son muy importantes en su alimentación”
El aperitivo estuvo al cargo de uno de los chefs de Gastromed, que preparó más de 200 pinchos de entrecot de ternera con salsa trufada, piñones, rúcula y guindilla mallorquina. Una delicia en la que la ternera se cocinaba a modo de tataki, roja por dentro y dorada por fuera, y se acompañaba de un ligero alioli de trufa negra fresca.
"Uno de los chefs de Gastromed preparó más de 200 pinchos de entrecot de ternera con salsa trufada, piñones, rúcula y guindilla mallorquina"
El punto final lo pusieron Postres Beinetti, con cuatro espectaculares muestras de sus mejores tartas: la de zanahoria, el brownie de pistacho blanco, la de chocolate intenso sin gluten y la siempre celebrada red velvet. Cuatro muestras de las mejores recetas de Daniel Beinetti y Cristina Llopis, que no quisieron perder la oportunidad de colaborar con el equipo.
El punto final lo pusieron Postres Beinetti, con cuatro espectaculares muestras de sus mejores tartas: la de zanahoria, el brownie de pistacho blanco, la de chocolate intenso sin gluten y la siempre celebrada red velvet
Tras el delicioso pincho de aperitivo llegaron los calçots y la salsa romesco y poco después los platos de carne torrada, ni más ni menos que unos ochenta kilos entre chuletitas de cordero y xulla, todo ello regado con estos maravillosos Rosat, Blanc de Blanca, Negre y VS 14 de las bodegas.
Cuando acabó la comida y pasado un tiempo prudencial para reposarla, Andreu Gelabert y Víctor Rodríguez presentaron la que sería la siguiente sorpresa de la jornada: cajas de vino Gran Selección, valoradas en 90 euros, pero puestas a disposición del público a 60 junto con una membresía de socio del club, una gorra y una camiseta de los Voltors. Una iniciativa que fue acogida con aplausos y muy bien recibida por los asistentes, que aprovecharon para hacerse con tan selecto vino a tan buen precio, y de paso convertirse en socios del equipo.
La música y el baile, que se alargaron hasta bien entrada la tarde, finalizaron una fiesta colorida, alegre y con un nexo en común: pasarlo bien y ayudar al equipo de deportistas en este inicio de temporada.
